
Matsuo
Bashô: murió en 1694 en el curso de una de sus peregrinaciones, rodeado
de discípulos y amigos. "Durante sus últimos días de enfermedad hablaba
continuamente con ellos sobre filosofía, poesía y religión. Viendo sus
discípulos que se acercaba la hora de su
muerte, le rogaron que compusiera su poema de despedida. El rehusó,
argumentando que durante sus últimos diez años había escrito todos los
versos como si cada uno fuera el de despedida. "El haiku de ayer es el
poema de despedida de hoy. El de hoy es el poema de despedida de mañana.
No he escrito ningún verso en mi vida que no sea mi poema de despedida.
Cualquier verso que yo haya compuesto en los últimos años puede
ser mi poema de despedida. Todo lo que existe es siempre y originalmente
la forma del Nirvana. El Buda Shakyamuni se despidió con estas palabras
y toda su enseñanza está incluida en ellas… Así que, repito, ningún
verso en particular será mi poema despedida.”
Matsuo Bashô se durmió
con estos pensamientos, pero a la mañana siguiente llamó a sus
discípulos junto a su lecho y les dijo que durante la noche había
soñado, y que al despertar había intuido un haiku. Y lo enunció delante
de todos:
"Habiendo enfermado en el camino,
mis sueños merodean
por páramos yermos..."